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Venezuela: Negociación, invasión, invisibilización, y nueva fecha clave, 10 de enero

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Por IELA em 28 de novembro de 2018

Venezuela: Negociación, invasión, invisibilización, y nueva fecha clave, 10 de enero

Fracasados los intentos sucesivos de dirigentes opositores y los gobiernos de Washington y Bogotá –con la ayuda de sus “amigos”- de derrocar al gobierno bolivariano, y de imponer una matriz mediática sobre la necesidad de una intervención extranjera por razones “humanitarias”, la estrategia parece haber cambiado al silencio sobre Venezuela, la invisibilización.
Extraño: más allá de alguna desaforada intervención antibolivariana en el congreso del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), los dirigentes socialdemócratas de la institución impusieron no solo una  desvenezolanización, sino también la omisión (aún adversa) a cualquier referencia del aporte chavista al pensamiento crítico, que en Buenos Aires se esforzaron en que fuera mucho más transgénico que crítico.
Las “recomendaciones” de los intelectuales europeos y la estigmatización mediático-hegemónica hicieron su trabajo, convirtiendo a Venezuela (tal como lo quiere Washington y la OEA) en los parias de la región. Ya los intelectuales de Clacso no se pasean con remeras (franelas, chombas) con la figura de Chávez.Resultado de imagen para clacso buenos aires
Nada pone en duda que Venezuela -que tiene las reservas de petróleo certificadas más grandes del mundo y apetecidas no solo por EU, sumadas a las grandes reservas de oro o coltán y un sólido vínculo con China y Rusia- transita una grave crisis económica y social. El terrorismo mediático habla de éxodo masivo y crisis humanitaria, seguramente para desviar la atención de lo que sucede con la millonaria caravana de pobres y hambrientos centroamericanos buscando mejores horizontes en el norte.
Mientras, la inminente visita de Nicolás Maduro a México para asistir a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, ha despertado indignación (al menos mediática) en la derecha e incluso en algunos sectores de Morena.
Quizá la visita sirva para debatir no solo lo que pasa en Venezuela sino en la región, abordando los temas claves como cadenas productivas, tratados de libre comercio, cambio climático, integración, migraciones, energía, crisis capitalista, mercantilización del conocimiento, futuro del trabajo, zona de paz… Pero seguramente todo esto tratará de ser invisibilizado por los medios hegemónicos.
La nueva fecha es el 10 de enero
Para algunos, desde una visión legalista, el 10 de enero de 2019 se producirá la ausencia absoluta del Presidente porque el mismo no fue reelecto el 20 de mayo pasado debido a que esos comicios fueron convocados inconstitucionalmente por la Asamblea Constituyente y no por el Consejo Nacional Electoral, el órgano para tal convocatoria.
Si el punto de vista fuera válido legalmente, políticamente la realidad es otra. Nicolás Maduro tiene el apoyo militar, fue electo por mayoría de votos porque  la oposición demostró que no tiene el poder para presionar ni tiene un solo candidato que ofrecer.
Pero sectores de la oposición intentan construir un discurso para deslegitimar al Presidente y fijan el 10 de enero como nuevo “Día D”, sobre el cual ya dicen tener el concierto de otras naciones y algunas estructuras internacionales que han declarado desconocer a la Asamblea Nacional Constituyente. El influyente periodista -ahora opositor- Vladimir Villegas enfatizó que “el que crea que el 10 de enero se va a producir un quiebre en Venezuela, está totalmente equivocado”.
La Asamblea Nacional –con mayoría opositora- se encuentra en una situación jurídica anómala, pues sus actos son nulos por disposición de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que ha castigado el desacato de dicha autoridad a las órdenes emanadas de la Sala Electoral.  Si la Asamblea Nacional cambiara de estrategia y se pusiera a derecho (saliendo del desacato), puede intentar declarar una vacante absoluta en la presidencia, como lo viene insinuando y avanzar en su agendas desestabilizadoras.
La Constitución de 1999 divide los efectos de la vacante del Presidente en función del momento del período constitucional en el que ocurre. Nicolás Maduro está finalizando su primer período constitucional, y el 10 de enero inicia su segundo mandato y si se produce su ausencia, ésta debe ser compensada por la Asamblea Nacional.
Ideas, se buscan: conciliación o invasión
Producto del proceso hiperinflacionario que vive Venezuela hasta se ha desdibujado la tradicional clasificación de las clases sociales que servía de referencia para cualquier tipo de estadística, y ya no tiene sentido hablar de las clases A, B, C, D, ya que hoy la gran división está marcada por la tenencia o no de la divisa estadounidense. La hiperinflación, la prolongada recesión y la migración han cambiado la clasificación de los ingresos familiares.
El incremento vertiginoso de los precios afectó la visión positiva que se tenía sobre las medidas económicas anunciadas en agosto por Maduro: la evaluación del presidente cayó siete puntos y la leve recuperación ante la opinión pública que había obtenido el gobierno en octubre, se revirtió para noviembre cuando volvió a caer. Pero la escasez más relevante y peligrosa para Venezuela no es la de alimentos o medicinas, sino la de liderazgo político.
El jesuita Luis Ugalde, exrector de la Universidad Católica, siguió dándole letra a la oposición: “Necesitamos concentrarnos en dos o tres razones que expresen el sentir profundo de los venezolanos, unirnos y movilizarnos para producir la salida del régimen e impedir su continuidad con otro período presidencial ilegítimo. Movilizados con la esperanza activa de vida libre, justa y democrática en Venezuela”.
El cambio no vendrá ni de la pasividad ni de grupos y grupitos de pequeños intereses que acentúan sus diferencias del resto y –para regocijo del gobierno– “impiden una unidad superior indispensable para salvar a esta Venezuela que se nos muere”, añadió.
Obviamente no ha sido Rodríguez Zapatero, el expresidente del gobierno español, quien ha dividido a la oposición venezolana, sino que esa fragmentación viene desde hace ya un tiempo por diferencias sobre la línea política y en particular sobre las vías para acceder al poder. Unos son partidarios de la promoción de un levantamiento militar o de una intervención armada extranjera y otros, con distintos matices, se inclinan hacia los mecanismos institucionales y la negociación.
Lo que se buscaba con la descalificación de Rodríguez Zapatero (“persona no grata” para parte de la oposición) era lograr el respaldo de las bases más radicalizadas, y herir toda posibilidad de que se abrieran caminos políticos para abordar los problemas de carácter nacional e internacional que están planteados, evitando que pudiera surgir otra iniciativa de facilitación de encuentros, entre ellas las del ex senador estadounidense Bob Corker y del ministro de asuntos exteriores de España, Josep Borrell.
Parte de los dirigentes opositores se alzaron contra Luis Vicente León, director de Datanálisis, quien fue por mucho tiempo uno de sus guionistas, y ahora se atrevió a señalar que  no habría en Venezuela una acción militar extranjera para provocar los cambios, ni a corto, ni a mediano plazo, bajo ninguna excusa, cierta o artificial, más allá de un comentario el presidente Donald Trump. Según León, la realidad es que el 75% de los venezolanos quiere cambio, el 68% quiere negociación y el 87% quiere paz.
No habrá ninguna intervención que ponga en peligro una gota de sangre estadounidense.  No puede haber ninguna acción militar extranjera, ni siquiera justificada en acciones humanitarias, que no tenga una contraparte local estructurada, sólida y con un liderazgo identificable y respaldado por la población interna, que pudiera asumir el reto posterior de reestabilizar el país, añade León.
León lee la realidad: las declaraciones explícitas y claras de la Comunidad Europea, rechazando cualquier acción militar en Venezuela, la posición homogénea y clara del Grupo de Lima en contra de la intervención militar, bajo cualquier argumento político o social e incluso las declaraciones del embajador colombiano, quien rechazó una acción de ese tipo y explicitó el drama de pulverización de la oposición interna.
Nada es pacífico dentro de la oposición: El dos veces candidato presidencial Henrique Capriles Radonsky señaló que algunos dirigentes opositores son unos “Rambos” por las redes, y que hoy muchos han decidido voltear el asunto y hacerle creer a la gente que está luchando en las calles que la realidad es lo que aparece y hace bulla en las redes sociales, ignorando las realidades sociales y políticas.
“Hostigamiento digital, ejércitos de teclado, insultos infantiles, polémicas infértiles, dimes y diretes cuyo único objetivo es alimentar listas de seguidores y jugar a una batalla digital, mientras en la calle la gente no tiene cómo resolver la comida de sus hijos”, indicó Capriles, y agregó que “hay mucho farsante que hace cosas pensando en cómo se verán en Instagram o qué debe decirle a sus seguidores de Twitter. Y quien confunde popularidad con eficacia no está haciendo política, sino show y politiquería”.
Entre el 11 y 22 de octubre, la encuestadora Pronóstico realizó por vía telefónica diversas preguntas sobre la situación del país, donde reveló que el 66,1 % calificó la gestión del presidente Nicolás Maduro como negativa a pesar de los bonos y aumentos salariales, así como 3 de cada 4 venezolanos lo consideran culpable a él  y a su gobierno de la crisis. Esta encuesta añadió que 7 de cada 10 venezolanos no se identifica con ningún partido político.
Como si faltaran opinantes, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, hijo del próximo presidente Jair, consideró que “no quedaría sorprendido si existiese un juego de cartas marcadas, pues la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es una falsa oposición” y le demandó un cambio “inmediato”, porque  no hace nada para lograr el objetivo que le plantearon al pueblo venezolano de un principio.
Por su parte, el vicepresidente nacional de Acción Democrática, Antonio Ecarri Bolívar afirmó que “la casi unanimidad de los países del mundo quieren ayudarnos; solo falta que los venezolanos se pongan de acuerdo”.
Frente militar
La fuerza con que el gobierno de EU sigue promoviendo diversos y múltiples ataques contra Venezuela no discrimina ninguna arma. La ofensiva de sectores de inteligencia estadounidenses ha sido, en los últimos meses, sobre militares en situación de retiro, pero también en actividad, con algunos de los cuales ha mantenido reuniones en Washington y Miami. Ante esta ofensiva, el gobierno dispuso que los militares sólo podrán salir del país previa autorización del gobierno.
Tras tres semanas de silencio (censura, autocensura, sigilo, temor o cuidado por parte de los medios y de los mismos voceros oficiales), se supo de la abrupta salida del director del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia), Gustavo González López, tras la “detención o retención” de la caravana presidencial -con Maduro a bordo- en una vía rápida de Caracas, Ahora dirige el organismo, el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera, exjefe del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa).
Frente externo
Guyana entregó una memoria ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a la que pide que se declare competente para resolver el litigio fronterizo con Venezuela por la región del Esequibo, quiere que valide el Laudo Arbitral de París emitido en 1899, que trazó la frontera entre ambos países, y que fue denunciado por Caracas ante la ONU en 1962 por no ajustarse a derecho.
Para Guyana el laudo sigue siendo válido y debe ser confirmado por la CIJ, mientras que Venezuela rechaza la intervención de la Corte y defiende que la disputa sea resuelta bilateralmente. La región de Esequibo está bajo mediación de la ONU desde la firma del Acuerdo de Ginebra, en 1966, pero las diferencias entre Guyana y Venezuela se han agudizado en los últimos años tras el descubrimiento por parte de Exxon Mobil de yacimientos de petróleo en aguas adyacentes.
El pasado enero, el secretario general de la ONU, António Guterres, recomendó remitir la disputa a la CIJ al considerar que esta vía era la mejor para los dos países. Guyana entregó en marzo una solicitud al tribunal para que aceptase el caso, pero Venezuela dijo que no participaría en el procedimiento “por carecer la Corte manifiestamente de jurisdicción sobre una acción planteada unilateralmente por el país vecino”. No obstante, la CIJ le ha dado a Venezuela hasta el 18 de abril de 2019 para que entregue una memoria en la que justifique sus argumentos.
La región en disputa abarca un área de unos 160.000 kilómetros cuadrados, lo que es la zona de reclamación venezolana, supone las tres cuartas partes del territorio de Guyana.
Mientras, el gobierno de EU se prepara para agregar a Venezuela a la lista de países patrocinadores del terrorismo, informó The Washington Post. La idea fue propuesta por congresistas republicanos encabezados por el senador Marco Rubio, citando presuntos vínculos de Caracas con la milicia libanesa Hezbolá, las FARC, de Colombia, y otros grupos.
La semana pasada dos entes “especializados” estadounidenses publicaron sendos informes. Uno, titulado “Proveyendo una defensa común”, alerta que “la seguridad nacional de EU está ahora en mayor peligro que en ningún otro momento de las pasadas décadas”. Es el resultado del trabajo de un panel de doce expertos en seguridad nacional (seis del Partido Republicano y seis del Demócrata).
El otro, de título más elíptico – “Sonando la alarma sobre los préstamos apalancados”- es del Fondo Monetario Internacional (FMI), e indica que “los excesos especulativos en ciertos mercados financieros pueden estar alcanzando un nivel que amenaza la estabilidad económica mundial”.
Tampoco sorprendió la provocación de Hanz Dietrich, un sociólogo alemán radicado en México, quien dijo que es inevitable que ocurra en Venezuela un levantamiento generalizado comandado por el “General Hambre”. Aseguró que “Rusia y China no son los que sostienen a Maduro” en el poder, sino una “trinidad no muy santa”: dólares, mentiras y bayonetas.
 
 
*Aram Aharonian es periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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